jueves, marzo 24

LOS SIOUX, mi familia espiritual

El tambor redondo del universo y su repique regular que es el ritmo, el latido de la vida. Mediante la pintura ritual los humanos son transformados, experimentan un nuevo nacimiento. Cada tienda –tipi- es el mundo en imagen y el fuego mantenido en su centro es el Gran Espíritu, el centro del mundo. La muerte es la destrucción de la ignorancia, pero también es un contacto con el Gran Espíritu. De ahí la importancia ritual del rastreo: “Seguir la pista de un animal y hallarle en medio de dificultades y peligros equivale a encontrar al Gran Espíritu... La finalidad de la existencia”. Seguir las huellas de un animal es seguir sus pasos, conocerle, fundirse con él desde que se pone el pie sobre la primera huella. Hay que ser fuerte para poder hacerlo porque el guerrero debe estar abierto y sólo, y el miedo en la pradera puede traer la locura. El cazador que triunfa nunca piensa en ello, pues si lo hiciera se borraría el instante de cada paso, de cada olor, de cada latido. Previamente se le habla, se pide permiso y perdón al animal por tener que matarle para comer, recordándole que el cazador también será un día parte de la tierra que alimentará a sus hermanos plantas y animales.
La grandeza es igual a humildad y es igual a integridad: “Es wakan (sagrado) aquello que es conforme a su propia esencia. Por eso la cobardía –abandono del propio ser- es el único pecado. Por esto una montaña, un animal, un árbol son sagrados, y hay tan pocos humanos wakan”. El alma de un humano está en su cabello y las almas pueden perderse y recuperase. Este es uno de los 7 ritos: el rito de La Custodia del Alma. “El poder de una cosa, o de un acto reside en la comprensión de su sentido”. Los símbolos no son la representación de algo, sino su invocación viva. El águila, o el león no son una imagen del sol, son el sol bajo una de sus apariencias. El sol no es una imagen del espíritu de la vida, es la vida bajo una de sus formas. Lo importante es la naturaleza esencial de algo, no la forma con la que se manifiesta. “Todo lo que hace un indio lo hace en un círculo, y es así porque el poder del universo actúa siempre mediante círculos y todas las cosas tienden a ser redondas”.
Todo está vivo y toda la naturaleza habla. “La estructura profunda de la vida india significa que no se propone ‘fijarse’ en esta tierra... Y esto explica la aversión india hacia las casas... Se integra lo terrestre en lo celeste omnipresente, y por esto la tierra debe permanecer intacta, sagrada”. Cuando el indio se hallaba confuso y atormentado realizaba el rito de “Imploración de una visión”. Se retiraba a una montaña sagrada y allí permanecía atento a cada cosa que sucedía, a cada sensación y pensamiento, pues desde el momento en que la disposición es la búsqueda de una respuesta, cada cosa es una señal. Y sólo entonces. “La comprensión debe venir del corazón, no sólo de la cabeza”. “Todo humano puede implorar una visión. Lo que así se obtiene depende en parte del carácter del que implora”.
El Calumet, la Pipa Sagrada que acompañaba a cada situación y acto decisivo, por ser el humo de la tierra fundido con el aire y elevándose hacia el cielo, tras haber sido orientada a los cuatro puntos cardinales y al centro de la Tierra. A todas las direcciones del gran Espíritu. Nada que ver con el formalismo vacío que suelen usar los rostros pálidos, del que se derivaría su mezquina interpretación de esta ceremonia.

LAS CANCIONES SAGRADAS

La curación por sonido ayuda a deshacer los bloqueos causados por irregularidades, en todos los meridianos del cuerpo.Así, pues,  una sabia combinación de las letras cuyos sonidos determinan efectos espirituales, anímicos y también físicos.

Todos estos sonidos y vibraciones componen una armonia universal,en la que cada elemento sin perder su propia funcion y caracter,contribuye con la TOTALIDAD.

Todo es vibracion,todo es frecuencia.El Sonido puede cambiar la estructura molecular y puede crear forma.

Si le preguntas qué es el silencio te contestará: “¡Es el Gran Misterio! ¡El silencio sagrado es su voz!”. Si le preguntas cuáles son los frutos del silencio te dirá: “El dominio de sí mismo, el auténtico valor o resistencia, la paciencia, la dignidad y la reverencia. El silencio es la piedra angular del carácter.”

 

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