martes, mayo 10

KOAN

Los Budhistas ZEN le dan al KOAN un significado de diálogo místico  entre maestro y discípulo.    El   Koan   pretende   despertar  nuestro  lado  más  profundo, nuestro  sexto   sentido, tapado  muchas  veces  por  nuestra cuadriculada  mente racional. Los  maestros dicen que tratar de resolver un koan a través del intelecto, de manera racional, es como “tratar de atravesar un pared de hierro golpeándola con el puño”Es ostensible que el entendimiento nunca podrá comprender la honda significación de un KOAN. A todas luces resulta fácil adivinar que la mente desfallece cuándo trata de comprender íntegramente cualquier KOAN; entonces vencida queda en profunda quietud y silencio.
Cuando la mente esta quieta, cuando la mente está en silencio, adviene lo nuevo. En esos instantes, la ESENCIA, el BUDDHATA, se escapa del intelecto y en ausencia del YO experimenta ESO que no es del tiempo... Ese es el SATORI, el ÉXTASIS de los santos, el Shamadi. En esos momentos podemos vivencia lo REAL, la VERDAD.
 
Para quienes valoran las letras por encima del espíritu, el koan es algo desconcertante, pues en su planteamiento, los koanes deliberadamente echan arena a los ojos del intelecto forzándo a abrir el ojo de la Mente y ver el mundo y todo lo que en él existe sin las distorsiones propias de nuestros conceptos y juicios.

Los koanes toman por temas objetos tangibles y concretos como un perro, un árbol, un rostro, un dedo y que nos hace ver, objetos que por una parte tienen un valor absoluto y por otro evitan que el intelecto se atasque en conceptos abstractos. Pero el significado de cada koan es el mismo: demuestra que el mundo es un Todo interdependiente y que cada uno de nosotros es ese Todo.

Los maestros zen chinos, esos genios espirituales que crearon diálogos paradójicos, no vacilaron en burlarse de la lógica y del sentido común en sus creaciones maravillosas. Al provocar el intelecto a buscar soluciones imposibles por ese medio, los koanes nos revelan las limitaciones inherentes de la mente lógica como un instrumento para realizar la Verdad última. En el proceso liberan la mente de la trampa del lenguaje que “es como una camisa de fuerza que imponemos a la experiencia”, nos libera de los dogmas y prejuicios a los que estamos firmemente aferrados, y nos vacía de la falsa noción de yo-y-el-otro, hasta que un día podamos llegar a percibir que el mundo de Perfección no es nada diferente de nuestro comer y excretar, llorar y reir.

KOAN :

1. Dos   monjes  estaban  discutiendo   acerca  de  una   bandera.  Uno  dijo:  La  bandera  se  está moviendo.  El otro dijo: El viento se está moviendo. Sucedió que el sexto patriarca, Zenón, pasaba justamente por ahí. El les dijo: Ni el viento, ni la bandera; la mente se está moviendo.
2. El maestro, blandiendo su bastón en el aire dice:
-No lo llaméis bastón; si lo hacéis, afirmáis. NO neguéis que es un bastón; si lo hacéis, negáis. Sin afirmar ni negar, ¡hablad hablad!
3. Se dirige el discípulo a maestro para decirle:
-Maestro, ya no tengo nada en mi mente, ¿qué debo hacer?
-Tíralo fuera-contesta el maestro-
Y el discípulo, sorprendido insiste:
-Pero si no tengo nada en la mente.
-Tíralo fuera –concluye el maestro-.
4. Bodhidharma preguntó a Hui-k´o:
-¿Qué quieres?
Y Hui-k´o dijo:
-Mi espíritu no está en paz. Te ruego que lo serenes.
-Coge tu espíritu y colócalo ante mí para que pueda serenártelo.
Pero es que cuando lo busco no lo encuentro- explicó Hui-k´o.
-Ya ves-concluyó Bodhidharma-. Ya he serenado tu espíritu.

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